Todo tiene un comienzo. Y aquí te vamos a contar un poco de la historia de los zapatos de ballet.
Se tiene registro que hacia el año 1681 se comenzó a bailar ballet. Unos 20 años después que el rey Luis XIV de Francia fundara la Academia Real de Danza. En ese momento el zapato utilizado para bailar ballet tenía tacón (simulando los zapatos del rey), pero en definitiva no era lo más apropiado para este tipo de danza.

Para poder mostrar el brillante batido de pies en pasos como el entrechat y el cabriolé, hasta ese momento asociados a la técnica masculina, Camargo decidió acortar sus faldas y quitarle el tacón a los zapatos. Al moverse con más agilidad y libertad, demás bailarines comenzaron a imitarla. Estos nuevos zapatos de ballet fueron la sensación.

Como dato curioso, también empezó a hacer cambios en los vestuarios de las bailarinas, para que fueran más ceñidos al cuerpo y pudieran tener mayor libertad al momento de ejecutar los movimientos.
Debido a las coreografías de Didelot, de cómo volaban y tocaban el piso las bailarinas, se empezaron a crear los primeros prototipos de las puntas, que tuvieran una plataforma y que fueran sujetadas a los pies a través de cintas. Y se le fueron introduciendo materiales, a la vanguardia de esa época, para hacer que las bailarinas pudieran ponerse de puntillas, sin la necesidad de utilizar un arnés a la hora de bailar.

Después de esto, los zapateros italianos empezaron a utilizar pastas hechas a base de harina, papel periódico y cartón, que unidas a la suela de cuero flexible, empezaron a ser los zapatos de ballet de la época.
El problema de esta gran creación, fue que estos tipos de zapatos no contaban con la estructura correcta para proteger los pies del bailarín de lesiones. Es por esto que algunos bailarines empezaron a poner almohadillas a sus dedos para más comodidad. Sin embargo, esto no era suficiente para la incomodidad y las lesiones que ocasionaba bailar así.
Por este motivo, un coreógrafo danés llamado August Bournonville decidió potenciar el diseño que existía. Colocó un empeine blanco en forma de V en la parte delantera de las zapatillas de ballet masculinas negras para dar la ilusión de un pie puntiagudo y largo.

Hizo un cambio en la suela, ya no era solo de cuero, sino que era un cuero endurecido para buscar esa estabilidad; manteniendo un área de punta plana en la parte inferior. Y de esta forma creó una caja para los dedos.
Y esto es lo que se convirtió en el prototipo precursor de las zapatillas de puntas que se conocen hoy en día.
Anna Pavlova fue, ademas, la primera bailarina en viajar alrededor del mundo, con su compañía de baile, para bailar ballet desde Rusia hasta America, India y Australia. En 1910, hizo un viaje a Estados Unidos, donde ser reunió con Salvatore Capezio y le encomendó la ejecución del calzado para su compañía de baile.
Este zapatero del Metropolitan Opera de New York se convirtió en la primera marca de puntas conocida en el panorama internacional.
Con el pasar de los años, los nuevos fabricantes de zapatillas de punta han combinado materiales modernos y enfoques científicos para mejorar sus diseños, y tener los resultados que tenemos hoy en día.
Interesante, cierto? Ahora ya conocemos un poco más de la historia de estos hermosos zapatos con los que vemos brillar a todas las bailarinas.
No te olvides, Inspírate y Solo Danza cada día de tu vida.
Recibe mi cariño.
María Elena