La Historia de los Zapatos de Ballet

La Historia de los Zapatos de Ballet

Todo tiene un comienzo.  Y aquí te vamos a contar un poco de la historia de los zapatos de ballet.

Se tiene registro que hacia el año 1681 se comenzó a bailar ballet.  Unos 20 años después que el rey Luis XIV de Francia fundara la Academia Real de Danza.  En ese momento el zapato utilizado para bailar ballet tenía tacón (simulando los zapatos del rey), pero en definitiva no era lo más apropiado para este tipo de danza.

Poco más de medio siglo después, la bailarina Marie Anne Camargo, de la Ópera de Ballet de París se puso los primeros zapatos planos.  Esta bailarina era muy rápida y muy ágil, y con un gran deseo de demostrar su talento a la hora de bailar.  En esa época, los hombres eran los bailarines principales.  Pero Marie Anne, en un retraso de uno de sus compañeros, aprovechó la oportunidad y salió al escenario a brillar, y a demostrar su agilidad y vivacidad. Y fue muy aplaudida por todos.

 

Para poder mostrar el brillante batido de pies en pasos como el entrechat y el cabriolé, hasta ese momento asociados a la técnica masculina, Camargo decidió acortar sus faldas y quitarle el tacón a los zapatos.  Al moverse con más agilidad y libertad, demás bailarines comenzaron a imitarla.  Estos nuevos zapatos de ballet fueron la sensación.

Para esa misma época, donde el ballet y la danza estaban en auge y apogeo, estaba el talentoso bailarín, coreógrafo y más adelante profesor francés, de origen sueco, Charles Didelot. Cuando Didelot hacía las coreografías, le gustaba utilizar a las bailarinas, atadas con hilos invisibles, volando por el escenario y aterrizando en el piso con las puntas de los dedos de los pies, en un momento donde aún no existían las zapatillas de punta.

 

Como dato curioso, también empezó a hacer cambios en los vestuarios de las bailarinas, para que fueran más ceñidos al cuerpo y pudieran tener mayor libertad al momento de ejecutar los movimientos.

 Debido a las coreografías de Didelot, de cómo volaban y tocaban el piso las bailarinas, se empezaron a crear los primeros prototipos de las puntas, que tuvieran una plataforma y que fueran sujetadas a los pies a través de cintas.  Y se le fueron introduciendo materiales, a la vanguardia de esa época, para hacer que las bailarinas pudieran ponerse de puntillas, sin la necesidad de utilizar un arnés a la hora de bailar.

La primera en atreverse a bailar de puntillas fue Marie Taglioni, con el estreno de La Sílfide, en la Ópera de París en 1832.  Y de esta manera se consagró como la más grande bailarina del momento, al bailar en puntas por primera vez. 

Sus zapatos no eran otra cosa que zapatillas de satín modificadas, con una suela de cuero; y para que los zapatos mantuvieran mejor su forma las partes laterales y los dedos fueron reforzados. Es decir que para que se mantuviera de puntillas, el refuerzo estaba en sus pies, no en el zapato.

 

Después de esto, los zapateros italianos empezaron a utilizar pastas hechas a base de harina, papel periódico y cartón, que unidas a la suela de cuero flexible, empezaron a ser los zapatos de ballet de la época.

El problema de esta gran creación, fue que estos tipos de zapatos no contaban con la estructura correcta para proteger los pies del bailarín de lesiones.  Es por esto que algunos bailarines  empezaron a poner almohadillas a sus dedos para más comodidad.  Sin embargo, esto no era suficiente para la incomodidad y las lesiones que ocasionaba bailar así.

Por este motivo, un coreógrafo danés llamado August Bournonville decidió potenciar el diseño que existía.  Colocó un empeine blanco en forma de V en la parte delantera de las zapatillas de ballet masculinas negras para dar la ilusión de un pie puntiagudo y largo.

Más adelante, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, la gran bailarina Anna Pavlova sufría de varias lesiones, producto de pararse en puntillas con el uso de los zapatos de ballet de la época.
Fue entonces que decidió modificar una de sus zapatillas de ballet, para aliviar la dolorosa experiencia al momento de bailar.

Hizo un cambio en la suela, ya no era solo de cuero, sino que era un cuero endurecido para buscar esa estabilidad; manteniendo un área de punta plana en la parte inferior.  Y de esta forma creó una caja para los dedos.

 

 Y esto es lo que se convirtió en el prototipo precursor de las zapatillas de puntas que se conocen hoy en día.

Anna Pavlova fue, ademas, la primera bailarina en viajar alrededor del mundo, con su compañía de baile, para bailar ballet desde Rusia hasta America, India y Australia.  En 1910, hizo un viaje a Estados Unidos, donde ser reunió con Salvatore Capezio y le encomendó la ejecución del calzado para su compañía de baile.

Este zapatero del Metropolitan Opera de New York se convirtió en la primera marca de puntas conocida en el panorama internacional.

Con el pasar de los años, los nuevos fabricantes de zapatillas de punta han combinado materiales modernos y enfoques científicos para mejorar sus diseños, y tener los resultados que tenemos hoy en día.

 

 

Interesante, cierto?  Ahora ya conocemos un poco más de la historia de estos hermosos zapatos con los que vemos brillar a todas las bailarinas.

 No te olvides, Inspírate y Solo Danza cada día de tu vida.

Recibe mi cariño.

María Elena

 

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